Recientemente, algunos hermanos y hermanas nos hicieron una pregunta diciendo que aunque nuestros pecados han sido perdonados por nuestra fe en el Señor, a menudo pecamos y estamos atados por ellos. ¿Podemos realmente ser arrebatados al reino de los cielos? Respecto a esta pregunta, veamos lo que dijo el Señor Jesús: "En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre" (Juan 8:34-35). "seréis, pues, santos porque yo soy santo" (Levítico 11:45). "Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (Hebreos 12:14).
De los versículos que acabamos de leer, podemos ver que el Señor es santo, si la gente no alcanza la santidad, no puede reunirse con Él. Sólo liberándose de la naturaleza pecaminosa y alcanzando la purificación y la transformación, será cualificado para entrar en el reino de los cielos. Pues, ¿qué tipo de personas pueden deshacerse de la atadura del pecado y lograr la purificación?
Dios dice: "Antes de que el hombre fuera redimido, muchos de los venenos de Satanás ya fueron plantados dentro de él. Después de miles de años de corrupción de Satanás, el hombre ya tiene dentro de sí una naturaleza que resiste a Dios. Por tanto, cuando ha sido redimido, no es nada más que una redención en la que se le ha comprado por un alto precio, pero la naturaleza venenosa de su interior no se ha eliminado. El hombre que está tan inmundo debe pasar por un cambio antes de ser digno de
servir a Dios. Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser hecho puro. En lugar de considerar que esta etapa de la obra es la de la salvación, sería más apropiado decir que es la obra de purificación. En verdad, esta etapa es la de conquista así como la segunda etapa de la salvación. Dios gana al hombre por medio del juicio y el castigo por la palabra; por medio del uso de la palabra para refinar, juzgar y revelar, todas las impurezas, las nociones, los motivos y las esperanzas individuales dentro del corazón del hombre se revelan completamente. Aunque el hombre ha sido redimido y se le han perdonado sus pecados, sólo se considera que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre vive en la carne y no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando interminablemente el carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayoría de los hombres pecan durante el día y se confiesan por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para ellos, no podría salvarlos del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto. Por ejemplo, cuando las personas supieron que descendían de Moab, pronunciaron palabras de queja, dejaron de buscar la vida, y se volvieron totalmente pasivas. ¿No muestra esto que siguen siendo incapaces de someterse plenamente al dominio de Dios? ¿No es precisamente este el carácter satánico corrupto? Cuando no estabas siendo sometido al castigo, tus manos se levantaban más alto que todas las demás, incluidas las de Jesús. Y clamabas en voz alta: "¡Sé un hijo amado de Dios! ¡Sé un íntimo de Dios! ¡Mejor sería morir antes que someternos a Satanás! ¡Nos rebelamos contra el viejo Satanás! ¡Nos rebelamos contra el gran dragón rojo! ¡Que el gran dragón rojo caiga completamente del poder! ¡Que Dios nos haga completos!". Tus gritos eran más fuertes que todos los demás. Pero entonces llegaron los periodos de castigo y, una vez más, se manifestó el carácter corrupto de las personas".
De "La Palabra manifestada en carne"
De la Palabra de Dios, podemos ver que es insuficiente que sólo aceptamos la salvación del Señor Jesús. Aunque el Señor Jesús asumió nuestros pecados, nuestra naturaleza pecaminosa aún no ha sido resuelto por completo. Es necesario que experimentemos la obra del juicio y del castigo de las palabras de Dios, para que nuestras corrupciones y suciedades sean reveladas en la luz, reconociéndonos nuestro propio carácter corrompido de manera activa, siendo capaces de abandonar intenciones impuras y aspiraciones codiciosas bajo la guía de Dios, al mismo tiempo, resolviendo toda clase de caracteres corrompidos, llegando a tener cierto conocimiento de Dios y de nosotros mismos. Las que son purificados por Dios por completo son las que pueden seguir el camino de Dios, temer a Dios, apartarse del mal, obedecer el arreglo y el domino de Dios y son compatibles con Dios. Al final tales personas pueden recibir la salvación completa de Dios. Así que, podemos sacar conclusiones de que aquellos que hayan pecados perdonados aún no son cualificados para entrar en el reino de los cielos.
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